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Dirigidos por Max Carreón, siete jóvenes percusionistas fueron los primeros en aparecer en el escenario y sorprender al público con la interpretación de dos piezas estilo percusión corporal en las que sus manos, cara, estómago, brazos y piernas jugaron el papel de los instrumentos.Entre temas interpretados a base de cajón peruano, tambores, y tarolas, los integrantes de la Escala de Repercusiones hicieron que el público se moviera desde sus sillas al son de una fusión de ritmos sudamericanos y africanos.
Las chiapanecas y un popurrí de la región norteña del país conformaron un pequeño bloque de música mexicana que dio pie a las últimas interpretaciones de la noche “La danza del sable” del compositor armenio Aram Jachaturián y el cover de la canción “Clocks” de Coldplay.
La Escala de Repercusiones de Max Carreón fue reconocida y despedida con una ola de aplausos y diez minutos después las actrices del Taller de Teatro de CULTURA, Fernanda Patrón y Bolena Guevara, dirigieron y actuaron en un espectáculo de cuentacuentos junto a sus compañeros de menor grado.
Se trató de una puesta en escena en la que, a través de chistes y diálogos rimados, los miembros del Taller de Teatro mandaron un emotivo mensaje sobre como los cuentos, la poesía y la literatura en general tienen la virtud de no solamente entretener a las personas, sino también estimular su inteligencia, imaginación y creatividad.
El efecto del “teléfono descompuesto” representado en el encuentro de un desconocido con una familia que malinterpretan todo lo que escuchan y un segundo cuento, en el que una princesa logra convencer al narrador de su relato para que le ayude a escapar de una torre custodiada por un dragón, fueron las dos mini historias con las que Patrón y Guevara concientizaron a los niños sobre la importancia de vivir al máximo su infancia y fomentar la tolerancia de los padres al recordarles que en algún momento de su vida también vivieron esa etapa.
 
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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