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Las olas blancas, el azul del mar y los narcocorridos que brotaban de las pulmonías quedaron suspendidos en la delicadeza del piano que brotaba de una bocina y hacía que las bailarinas batieran sus cuerpos con más delicadeza que las tijeretas que flotaban por el cielo. Para el maestro Agustín Martínez, esta es la primera ocasión que esta celebración instituida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en 1982  se ha diseñado como un evento de gran magnitud que permitirá a Mazatlán contagiarse de la energía y el amor al baile que se cultiva en esta ciudad.
“Salimos a este espacio maravilloso desde hace cuatro años pero ahora, a través de Raúl Rico y el Instituto de Cultura de Mazatlán, celebramos a mayor escala esta fiesta y le pusimos ‘Mazatlán baila’ porque realmente hay muchísimos danzantes aquí: desde tango, mambo, ballet, contemporáneo. Tendremos un circuito de baile que estará en Olas Altas, el Parque Martiniano Carvajal y la Plazuela Machado.”
A las 17:00 horas, los tres escenarios palpitaron con la sensualidad del dúo Tango Amor, la explosividad de la compañía Star Dance y el carisma de los bailarines y bailarinas de Tremendo Mambo. De un punto a otro los patasaladas vivieron la irreverencia del Sick Toys Crew; la creatividad desbordada de la Escuela Profesional de Baile de Mazatlán y el amor por la tierra hecho danza del Ballet Folclórico del Instituto de Cultura de Mazatlán.
Pablo Navarrete y su Astros Academy, H Studio, Zum Dance y Star Jazz le recordaron a los porteños que el baile es una de las formas más puras de confirmar, a cada paso, que estamos vivos: bastó con ver la sorprendente plasticidad de la pequeña Fedra Morales y el vigor de Memo Maldonado para que más de una persona en el público, hombre o mujer, niño o anciano, sonriera y se pusiera a bailar en este Día Internacional de la Danza 2017. 
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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