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Johnny Millán, coordinador del grupo que imparte clases  en esta colonia, docente de la EPDM y bailarín de la compañía Delfos danza contemporánea, se siente muy orgulloso de haber concluido de forma exitosa este ciclo escolar de “Unidad móvil danza y conciencia” con un grupo tan grande de alumnos. Son alrededor de 55 niños y señoras participantes, algunos iniciaron sus clases desde hace cinco años,  cuando el programa llegó a esta colonia. Ha sido sumamente enriquecedor verlos crecer y comprobar que ahora son más atentos, disciplinados y sensibles, expresa Johnny Millán.
En la primera parte del programa, los alumnos de la EPDM y maestros del programa dieron cátedra a sus pupilos con cuatro piezas que estimularon los sentidos auditivo y visual a través del complejo, rico y bello lenguaje de la danza contemporánea.
En “Encrucijada”, primera interpretación de la noche, Maximiliano Corrales e Ivanna Matamoros crearon un bello lienzo dancístico a partir de una coreografía suave que recreaba la intimidad y el romanticismo de la convivencia de una pareja.
“Manómetro” giró repentinamente la línea interpretativa del espectáculo, pues sus actores Erik Soto, José Ángel Rochín, Ángel García y Katya García cortaron de tajo el romanticismo de la anterior pieza para vibrar y contraer sus músculos al ritmo de la intensidad del estilo popping.
Los bailarines próximos a graduarse interpretaron “Marketing”, una de sus piezas más importantes que critica la búsqueda incansable de la sociedad por destacar a través del atractivo físico y, para finalizar esta primera parte, los alumnos de segundo año interpretaron “Lo que construimos” de Daniel Marín que se apoyó de la melancolía de la canción homónima de Natalia Lafourcade, viró en la parodia de una famosa comentarista de noticias y finalizó en la escena de una fiesta ranchera.
Más tarde los niños y señoras de la colonia interpretaron cuatro coreografías aprendidas en las diferentes clases que recibieron durante este programa.  
Los más pequeños instruidos por la maestra Alejandra Rivera, tocaron la nostalgia del público en “Travesuras” que recreó algunos juegos de la infancia. Las señoras, alumnas de Erik Soto, se movieron al rimo de los sonidos latinos, el reggaetón y la salsa. Maximiliano Corrales acompañó a los adolescentes en una coreografía de break dance y Ángel García y su grupo cerraron con broche de oro al estilo hip hop ensayado e improvisado.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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