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Acompañado por el joven actor Geovanny Armenta, Gómez Polo –quien dirige el área de teatro en la Escuela de Artes del Instituto de Cultura de Mazatlán- tejió en esta puesta en escena los conflictos, desacuerdos, dolores, miedos y deseos que un padre perfeccionista y exigente crea junto a su hijo en su afán de prepararlo para la mejor vida posible.Con escenografía y vestuario minimalistas, basados en el blanco y negro del ajedrez, y con un ritmo marcado por un ágil intercambio de perspectivas sus experiencias en común, los personajes dibujaron sus paisajes interiores en donde la infancia, adolescencia y el arribo a la adultez de “Alberto” se convierten gradualmente en un campo de batalla.
Con humor y, en menor medida, importantes dosis de dramatismo, “Ajedrez” expuso cómo los más grandes sueños se ven destrozados ante realidades tan simples como el hecho de que los hijos crecen, toman sus propias decisiones y hacen una valoración distinta de los empeños y creencias de los padres.
La obra presentada dentro de la programación del Festival Internacional de Teatro “Escena Mazatlán 2017” destacó por la soberbia iluminación de Antonio Serratos, que en los pasajes conmovedores, los instantes de reflexión, la tragedia y la nostalgia supo destacar el carácter de ambos personajes.
Al final “Ajedrez” se erigió como un conmovedor homenaje al amor que, en medio de las imperfecciones y errores humanos, siempre encuentra un camino para nutrir y fortalecer los momentos de duda, debilidad o confusión.
El público se volcó en un fuerte aplauso para los actores, y Ramón Gómez Polo, dedicó su primera obra, nueva aventura en su amplio recorrido por el mundo de teatro, a su hijo Diego que se encontraba entre los espectadores.
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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