En esta puesta en escena de la Compañía Nacional de Teatro, los espectadores se sumergen en lo que parece ser un conferencia impartida por un bibliotecario para analizar temas que giran en torno a la lluvia ligados a la poesía, pero por olvidar los papeles o perder el hilo de la conversación, el expositor comienza a improvisar y termina con un monologo completamente distinto. Arturo Beristáin muestra su dominio escénico al abordar un texto denso sin permitir que el público pierda el interés, pues con su inmensa capacidad actoral logra establecer un vínculo con los espectadores que también formaron parte de la obra a través de sus reacciones: risas, silencio y aplausos.
El protagonista y único personaje en el escenario divaga, abandona y regresa al tema de la lluvia para tocar temas personales; su travesía como bibliotecario cae para compartir hasta lo más profundo de su subconsciente.
Cada una de estas experiencias las liga con frases de autores del mundo de la literatura: Alfonso Reyes, Jean-Jacques Rousseau, Julio Cortázar, Fernando Pessoa, Pablo Neruda y José Emilio Pacheco, así fue posible que poco a poco sus memorias reprimidas salieran al aire.
El actor logró mantener al público absorto ante las historias del bibliotecario y la sorpresa vino al revelarse el gran giro de la historia, la conferencia consistió en un ensayo donde utilizó a su gato como práctica, para prepararse ante lo que sería la verdadera conferencia.
Las ovaciones, y fuertes aplausos con el público de pie marcaron el final de la obra para dar inicio a la ceremonia donde Arturo Beristáin recibió un reconocimiento por su destacada trayectoria artística a lo largo de casi cinco décadas de vida en los escenarios.