Para entregar este galardón Enrique Vega Ayala, llamó al escenario al Presidente Municipal de Mazatlán, Joel Bouciéguez Lizárraga; a Raúl Rico González, director general del Instituto de Cultura de Mazatlán, organizador del Premio y productor de la Velada de las Artes; a Papik Ramírez, titular del Instituto Sinaloense de Cultura; a los escritores Juan José Rodríguez e Ignacio Trejo Fuentes, miembros del jurado del Premio Mazatlán de Literatura 2018 y a Alexa I, Reina del Carnaval y Sofía I, Reina de los Juegos Florales 2018. Por cuestiones de agenda no pudieron asistir las autoridades de la Universidad Autónoma de Sinaloa, institución que otorga el premio económico de 100 mil pesos al escritor galardonado.
Vivamente emocionado, Alberto Ruy Sánchez subió al escenario para recibir el trofeo y el premio en efectivo que la UAS otorga como apoyo a los creadores que con sus obras nutren la excelencia del galardón literario más prestigioso de México y que desde 1965 han conquistado autores como Octavio Paz, Sergio Pitol, Elena Poniatowska, Juan Villoro, Jorge Volpi, José Gorostiza y Fernando del Paso, entre otros.
Atento, cálido y sencillo, Alberto Ruy Sánchez dedicó su discurso a los profundos vínculos que lo unen a Mazatlán, un lugar que le ha permitido vivir, como pocos, la posibilidad de sentir cómo con sus obras ha sido capaz de tocar el corazón de sus lectores.
“A diferencia de otros lugares que son más anunciados, o aparentemente más vistosos, Mazatlán dice muchas cosas de manera sutil, con una voz baja. Pera esa voz baja nos enseña a los escritores que queremos escuchar a Mazatlán, dos cosas muy importantes: que las palabras tienen música y que las palabras tienen temperatura”.
“En Mazatlán yo aprendí que cuando uno habla desde el interior del corazón, uno le habla, a veces, a las personas que no pensaba hablarles. Yo entendí que este camino, el poner atención a la temperatura y a la música de las palabras, me ponía en sintonía con el corazón de muchas personas”, señaló el autor de “Los sueños de la serpiente”, quien para concluir su discurso destacó que el programa artístico de esta noche coincidía con los dos elementos más importantes de su obra: la pasión y el placer de contar historias.
Carmen, Scheherazade y el Bolero: pasión, genio y orgullo
Y así fue. Pasión y placer en la precisión e ímpetu que los músicos de la Orq