Volver arriba

El concepto fue diseñado por los músicos con el objetivo de hacer sentir al público como si estuviera dentro de una tertulia, donde los cantos son una oda a aquellas amistades (como la de ellos mismos) que trascienden la niñez, adolescencia, juventud y adultez. En base a dos guitarras y tres desgarradoras voces entregadas a interpretaciones como “Que te ha sado esa mujer”, “Despierta”, “Si nos dejan”, “Un mundo raro” o “Serenata huasteca”, el espectáculo se desenvolvió como si se tratara de una amena velada en la Plazuela Machado al calor de unos tequilas en compañía de seres queridos.
En su segunda parte, Canto entre amigos inició con un bloque de candentes boleros caribeños, música de Rafael Hernández, Pedro Flores y Gonzalo Roig que preparó al público para un cierre con broche de oro al son de “El corrido de Mazatlán” de José Alfredo Jiménez.
Tan pronto terminó la canción, la gente pidió que se alargara el espectáculo con fuertes aplausos y gritos de “¡otra!”. Los músicos se despidieron con “El mil amores”, de Miguel Aceves Mejía y “La Malagueña” de Elpidio Ramírez.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

Lo destacado