El corazón de la zona antigua fue el centro de la deliciosa velada para recibir a agentes inmobiliarios de 32 estados de la República Mexicana, reunidos del 7 al 9 de junio en Mazatlán para establecer acuerdos para estimular la preservación, rescate y promoción de edificios y espacios con valor histórico.Los participantes acompañaron al Cronista de la Ciudad, Enrique Vega Ayala, en un recorrido por la emblemática plaza, territorio que en algún tiempo fue laguna y atestiguo el paso de españoles, estadounidenses, filipinos y alemanes que convirtieron al puerto en uno de los destinos más importantes del Noroeste desde mediados del siglo 19.
Hechizados por la calidez, el colorido y vitalidad del lugar, el grupo se dirigió hacia la Escuela de Artes del Instituto de Cultura, en donde fueron recibidos por la soprano Patricia Pérez y el pianista Pablo López Mejía, quienes desde el balcón donde alguna vez se asomara Ángela Peralta, interpretaron el aria de La Paloma en homenaje a la famosa cantante mexicana que al morir en ese emblemático inmueble, marcó para siempre, la historia del puerto.
Allí mismo, el maestro Vega mostró a los participantes del simposio el busto del poeta Amado Nervo, figura de las letras nacionales que inició su carrera literaria en el puerto.
La comitiva se dirigió al Teatro Ángela Peralta y envuelta en su majestuosa arquitectura, escuchó la historia de los diferentes procesos de construcción del edificio, su época de esplendor, la debacle en la que se sumió después del huracán Olivia y su resurgimiento a finales de los años 80.
Posteriormente, los bailarines del Ballet Folclórico del Instituto de Cultura de Mazatlán, dirigidos por el maestro Javier Arcadia, ofrecieron un cuadro coreográfico de “La taspana”, celebración popular del pueblo de San Javier, del municipio de San Ignacio, que con machetes, zapateo y coloridos vestuarios, mostró el carácter bravío, alegre y pícaro de los sinaloenses.
La concurrencia regresó a la Plazuela Machado y encontró en el kiosco un pequeño carnaval encabezado por el grupo de bailarines de la maestra Montserrat Millán que evocaron la sensualidad, desparpajo y desmesura de la máxima fiesta del puerto entre alegorías de venados, arlequines, música antillana, el sello inconfundible de la música de banda y una lluvia de fuegos artificiales que coronó la noche.
La cereza del pastel llegó con el sabor y carisma de La Falsa Orquesta Cubana que puso a bailar a la audiencia con su irresistible mezcla de jazz latino, salsa, cumbias y merengue con temas como &l