Volver arriba

Casa Haas fue el escenario ideal para albergar la impactante y conmovedora obra “El secreto más terrible”, puesta de la compañía La Galera Teatro, presente en el Segundo Encuentro Regional de Teatro “Autonomía y Resistencia” Mazatlán 2024.

 

El evento organizado por el Colectivo de Teatro Massam, en colaboración con el Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán, continuó el viernes con un monólogo a cargo del salvadoreño René Lovo, quien ha tenido exitosa gira con esta obra al presentarla en diversas ciudades de países como Costa Rica, Panamá, España, El Salvador y México.

 

La obra estelarizada por el también dramaturgo René Lovo, aborda un hecho político, social y profundamente humano, el problema de la persecución y las desapariciones forzadas de personas por razones políticas.

 

La historia empieza cuando el protagonista -que es un doctor en la historia-, cuenta cómo fue la tarde en que llegaron a su casa dos individuos y frente a él, se llevan a su hija. Él y su esposa, no pueden hacer nada para evitarlo, (víctimas de un momento político).

 

Sobre el escenario un adulto mayor recordaba lo sucedido hace 35 años cuando vivió el calvario de la desaparición de su única hija, narró como fue que dos extraños llegaron a su domicilio, entraron hasta la sala y se la llevaron, dramático momento en el que recuerda con afecto como se despidió él y su esposa Ana Luisa con ternura de su amada Adriana, interpretación que conmovió a los presentes.

 

La obra permite al espectador ver de cerca algo tan extraño y absurdo que a pesar de ello parecía común en ese instante; y entonces el auditorio expectante comprende que aquel doctor, después de certificar la muerte de un par de esposos descubre que tenían una hija recién nacida y la lleva a su hogar, tomándola para sí, pues ellos no habían conseguido engendrar un hijo propio. Luego, al paso del tiempo ocurrió su tragedia y del mismo modo en que la niña llegó a su vida, se va de su lado para siempre…

 

Durante casi 60 minutos el personaje nos introdujo al pasado más remoto y personal, fue una obra que aborda el problema de la verdad y la identidad de las personas en desequilibrio con la justicia, mostró una narrativa fragmentada y laberíntica en una historia de víctimas que son sus propios victimarios.

 

El monólogo transcurre despacio, lento, fraseado, y -extrañamente-, de ese modo va atrapando la atención del público hasta aprisionarlo y arrastrarlo como las palabras pronunciadas, el auditorio se deja llevar, se deja arrastrar respirando también despacio y paulatinamente, y consigue apreciar el crudo momento en que aquel hombre suelta en un grito la verdad que oculta su tragedia, entonces se vuelve cómplice y victimario de aquel dolor porque el actor, -el excelente actor-, no lo suelta hasta el clímax.

 

Palabras hay pocas para decir cómo fue que René Lovo, logró tragarse y llevarse consigo las lágrimas y emociones que en algún momento contuvieron los espectadores.

 

La obra fue escrita por el argentino Eduardo Pavlovsky, actuada y dirigida por René Lovo.

 

¡Soberbio estuvo el Lovo!

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

Lo destacado