Y esos fueron los motivos que la llevaron a participar hace 25 años, logrando adjudicarse la máxima corona de la celebración porteña, por lo que será una de las soberanas homenajeadas en Litoralia: la piel del mar, en este 2014.“Participé en la elección de Reinas porque crecí con el carnaval y quería ser parte de la tradición; el carnaval no solo era importante para mí, sino para el mundo y yo quería ser parte de su historia”, explica con orgullo.
“Me motivó a competir por la corona, el amor por mi ciudad, la emoción que representaba para mí un evento tan importante y de reconocimiento internacional; ser un ejemplo de perseverancia, de disciplina, responsabilidad y compromiso con el sueño que algún día tuve”.
Para cristalizar el sueño que albergaba como un preciado anhelo, María del Rosario tuvo el apoyo de sus amigos, pero sobre todo, el de su mamá, a quien dedicará su homenaje como soberana de plata.
“Tuve el apoyo de mis amigas, pero mi mamá, en especial, siempre estaba presente, me cuidada con amor, y a ella dedicaré estos 25 años de historia, aunque lamentablemente ya no está para festejar conmigo”, comparte con nostalgia.
“Mi papá también sembró la semillita en mí y me motivó a participar. Me cuentan que cuando nací, al verme por primera vez, lo primero que dijo fue: ‘nació una futura Reina del Carnaval’. Él, ya lo estaba declarando y por eso le dediqué mi triunfo hace 25 años, pues entré al mundo de los certámenes de belleza en mi escuela y pasé por otros concursos locales un año después de su fallecimiento”.
Y como un cuento de hadas, el sueño de la joven candidata se hizo realidad al convertirse en Reina del Carnaval Internacional de Mazatlán en 1989. Durante su coronación representó a Cenicienta, pues la celebración se tituló “Hollywood Inolvidable”, en honor al mundo del cine y los cuentos de fantasía.
“El tema fue ‘Hollywood Inolvidable’, y era sobre los cuentos del mundo de la fantasía, todo acerca del mundo cinematográfico, incluyendo su glamour. Yo representaba a Cenicienta, así es que mi vestido era como el de ella. Con tonos pastel en colores rosas y verde-azul”, describe emocionada.
“Llevaba una cauda de ocho metros de largo. Mi carroza real representaba el castillo, con unas escalinatas, un reloj con la hora de las 12 campanadas y unos hermosos ángeles”.
Pero al sueño de la Reina del Carnaval de hace 25 años, se sumaron otros, pu