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 Con este cabaret nocturno realizado el pasado viernes en Casa Haas,  la artista porteña agotó una serie de compromisos ante el Consejo Municipal de Apoyo a la Cultura, pues el proyecto recibió el beneficio de una beca  para  provocar el acercamiento de nuevos públicos a las artes escénicas.
 
En punto de las ocho de la noche la Casa Haas acogió la versatilidad de la cantante compartida a través de un  espectáculo  creado en un formato digerible con el fin  de promover el acercamiento del público a los diversos géneros de la música.
 
En Noches para no dormir, -que nació bajo la dirección artística y escénica de Jorge Gorostiza Zatarain (+) y continúa bajo la dirección de Silvia Flores y  Flor Estrada, la cantante se da la oportunidad de mostrar el torrente de su voz con la que lo mismo recrea una divertidísima zarzuela,  hasta un éxito de Broadway,   ópera o música latinoamericana.
 
La cantante mazatleca rescata su formación musical y sus dotes para el canto a través de un recorrido por la música de varios géneros y épocas a través.
 
En Noches para no dormir ella es  Fleur Von Lilihan, la peor cantante de ópera de la historia que se presenta ante el público como  invitada de lujo al programa televisivo Noches para no dormir,  conducido por Lalo Canales (Eduardo Tapia), sobre quien recae gran parte de la comicidad del espectáculo.
 
La floor manager es Oyuki -Guadalupe Iturralde- , también  edecán y espiritista y  el camarógrafo, voz en off y técnico del programa televisivo de dudosa calidad, es  Lucito,  interpretado por Luciano de Haro. 
 
Entre canción y canción acompañada al piano por el maestro Pablo López Mejía, la cantante evoca lo que fue su brillante carrera, el supuesto paso por los  escenarios internacionales, desde el Metropolitan Opera House de Nueva York, hasta la Scala de Milán y sus intermitentes encuentros con figuras de la talla del Papa Juan II, el Papa Francisco, La Madre Teresa de Calcuta, artistas,  políticos, entre otros.
 
Durante el espectáculo el público puede acercarse a algunas arias aclamadas por la audiencia en los grandes teatros de la ópera mundial, pasando por la zarzuela española, los musicales de Broadway, hasta llegar al pop mexicano de los 80s,  boleros y música vernácula.
Cabaret  permite que el público novel y experimentado se acerque a las artes, al cabaret alemán, al cabaret sociopolítico y a la carpa mexicana, visitados en esta propuesta de manera festiva, alegórica, teatral, digerible, contundente y totalmente patasal

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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