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El Instituto de Cultura de Mazatlán, dirigido por Raúl Rico González, recordó a través de este impresionante despliegue de fuegos artificiales,  un año más de la defensa del puerto ante  los ataques del buque  “La Cordeliere” durante la fallida Invasión Francesa de 1864. Las descargas luminosas salieron disparadas desde 11 puntos diferentes: ocho desde islas artificiales frente a la playa y tres más en lugares estratégicos de Olas Altas y estuvo a cargo del artista pirotécnico Jorge Márquez, reconocido internacionalmente por ganar premios a nivel mundial en Canadá y Europa con sus impresionantes performances de fuegos artificiales.
El primer disparo de luz emergió directo desde el mar. Las plataformas representaban  a los buques  invasores y sus “chifladores” y “crisantemos” pintaron el cielo de colores y dejaron un espeso nubarrón de pólvora recordando el ataque inicial de aquel hecho histórico.
La respuesta no se hizo esperar: desde la playa se escucharon “cañonazos” que explotaban en lo alto y se desvanecían en el cielo como una mágica lluvia de colores y “bengalas” que se perdían en el cielo como estrellas fugaces.
La sorpresa de la velada la dieron las plataformas que expulsaban  cuetes a nivel del mar y tierra para pintar el cielo de colores.
En la última recta la pirotecnia arreció con gran fuerza en un simulado intercambio de cañonazos entre las zonas de combate que culminó con una ola de aplausos y gritos de júbilo en el malecón  atiborrado con la presencia de miles de eufóricos espectadores.
 
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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