Noche de celebración por el 50 aniversario de ordenación sacerdotal del Obispo Mario Espinosa Contreras
Cientos de personas entre presbíteros, agentes laicos y público en general disfrutaron en el Teatro Ángela Peralta la puesta en escena de Te Deum Laudamos, concierto de oro con música abrumadoramente bella para celebrar el 50 aniversario de ordenación sacerdotal del Obispo de la Diócesis de Mazatlán, Mario Espinosa Contreras.
El concierto al que asistió el Arzobispo Primado de México, Carlos Aguiar Retes, se realizó la noche del pasado jueves y reunió en el escenario a 50 voces del Coro Guillermo Sarabia y del Coro Ángela Peralta y 50 músicos de la Camerata Mazatlán bajo la acertada batuta del director huésped, Sergio Freeman.
Con este espectáculo musical producido por el Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán la comunidad católica se unió a la celebración de oro y refrendó el respeto y cariño a su máximo pastor.
A las palabras de los presbíteros Armando Sánchez Durán y Amador Campos, responsables de leer la semblanza del Obispo homenajeado, siguieron los aplausos del público que para ese momento había llenado el máximo recinto cultural de Mazatlán.
Te Deum Laudamus inició con el intermedio de las Bodas de Luis Alonso, zarzuela del español Gerónimo Jiménez, obra alegre de ritmo contagioso y emocionante en la que Citlali Iglesias aportó brillo al galopante sonido de la orquesta a través del movimiento de sus manos en el mágico aleteo de las castañuelas.
En la segunda interpretación de la noche apareció en escena el maestro Miguel Rivera quien acompañó con su piano a los músicos de la Camerata durante la ejecución de Concierto No. 1 para piano y orquesta Op. 23 de P. Tchaikovsky, obra sublime y envolvente que provocó un vaivén de emociones en el público.
El maestro Rivera logró agitar los corazones al tocar el piano con ímpetu y frenesí en esta pieza que amalgama el sonido de los metales, la cadencia de las cuerdas y el dulce sonido de las flautas en un final apoteósico.
Para la interpretación de las Danzas Polovtsianas de A. Borodin el piano fue retirado del escenario y aparecieron en el fondo los Coros Ángela Peralta y Coro Guillermo cuyas voces que parecían competir con entusiasmo en un canto desaforado.
La interpretación del intermezzo de la Cavalleria Rusticana, melodrama con música de P. Mascagni que cuenta la historia de amores, celos y venganzas sucedidas un día de Pascua en el siglo XIX, regaló a la audiencia momentos brillantes en la orquestación e intervenciones extraordinarias en la parte coral.
Luego la Sinfonía No. 9, 4° movimiento de Ludwig V. Beethoven dio un cierre colosal al programa; orquesta, coros y los solistas Rebeca de Rueda, Rosa Ferreiro, Alejandro Yépez y José M. Valenzuela, lograron una majestuosa interpretación de este himno a la paz y a la libertad para dar a Te Deum Laudamos un final portentoso y exultante.
El público jubiloso brindó las palmas al elenco e hizo volver al director de orquesta quien como encore dirigió la interpretación de El sueño imposible del compositor Mitch Leig en la voz de Eduardo Tapia y Mazatlán de Mike Laure, pieza que puso un sello gozoso y festivo al concierto de oro.
Para agradecer a “Don Mario” por todo lo que ha dado, subió al escenario el Presbítero Amador Campos y pidió al Obispo pasar al frente para expresar: “Tus fieles y tus sacerdotes han querido participar contigo esto que tú querías celebrar de esta manera”.
Luego de manos del Padre Daniel Arrellano Macías, Don Mario Espinosa recibió un reconocimiento y un recuerdo de todos los sacerdotes presentes, por su imparable entrega pastoral desde su ordenación sacerdotal en las Diócesis de Tepic, Tehuacán y Mazatlán.
Emocionado Monseñor Mario Espinosa Contreras agradeció a los músicos de la Cametara Mazatlán, al director Sergio Freeman, a los coros y al público por compartir el maravilloso Don de la música y por su presencia.
En su discurso destacó el valor de los encuentros artísticos y culturales que edifican y construyen al ser humano y reiteró su reconocimiento y agradecimiento a quienes se dedican a la música, al canto, y al arte pues deben estar muy gratificados y plenos porque colaboran a ennoblecer al género humano.
“Y bendigo al Señor porque entre las virtudes que tiene Mazatlán y el sur de Sinaloa es que se ha ido construyendo una riqueza cultural, institucional y de formación (artística) por eso valoro a todos los maestros y maestras del Instituto Municipal de Cultura y a todos los que participan en los coros y a los que los dirigen. A mí me ha sido muy grato conocer algunos valores y después saber como se han ido perfilando y actualmente hay cuatro o cinco en óperas en Europa, alguno está en la de Viena y se formaron aquí, el maestro Sergio Freeman radica en Estados Unidos y tuvo la bondad de venir a dirigir este encuentro”.