Esta divertida y profunda obra de la dramaturga Camila Villegas, dirigida por Juan Mendoza, llegó al máximo recinto cultural del puerto para que las familias se divirtieran, pensaran e imaginaran mundos fantásticos, gracias al Instituto Sinaloense de Cultura, en coordinación con el Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán.Con un montaje sólido, en el que destacó el uso de la iluminación y las emotivas actuaciones de Isaac Cortés como Tomás; Alejandra Benítez como la Abuela Estrella; Marielos Coronel como la araña Patona y la Mamá, y Alfredo Rodríguez como la araña Peluda y el papá, la compañía sinaloense Todo Terreno Teatro desplegó una historia que expresa la complejidad y maravilla de ser niño, de crecer y de encontrarle sentido a los momentos más complicados de la vida a través de la palabra y la fantasía.
Tomás, un pequeño que está por cumplir cinco años, tiene una fecunda y poderosa imaginación que lo lleva a explicarse el mundo a través de juegos, aventuras y viajes imaginarios, acompañado por sus inseparables compañeras: las arañas, Peluda, que tiene sus pelos color naranja como el atardecer y las zanahorias; y Patona, que tiene sus patas tan largas y delgadas como un espagueti.
Algo nuevo y complicado ocurre en la vida de Tomás justo antes de cumplir los cinco años: se muda a la casa de su abuela, sus padres desaparecen y en su entorno, empiezan a escucharse detonaciones, balazos.
Alejado de su hogar, el mundo de Tomás pierde sentido, pero para explicarse mejor la vida, recurre a los interminables juegos con las arañas, y, sobre todo, a los viajes fantásticos que puede hacer gracias a las historias que su abuela Estrella siempre está dispuesta a contarle. Sin embargo, nada puede impedir que el niño crezca, que conozca emociones y palabras fuertes como abandono, huida y soledad.
El sueño de Tomás es estar con sus padres, con sus amigos y en su casa para el día de su cumpleaños. Pero por más esfuerzos heroicos que realiza, por más historia que se cuenta, Tomás no logra rescatar a sus padres, así que su abuela le organiza una fiesta de cumpleaños en la que tiene un pastel y le cantan una canción, pero él no quiere nada, no quiere fiesta, quiere estar solo y ya no quiere crecer.
En un mágico giro de la historia, sus padres regresan, Tomás está feliz, aunque su cumpleaños ya ha pasado. En ese momento, a su madre se le ocurre una gran idea: es cierto, su cumpleaños ya pasó, pero siempre es un buen día para festejar el cumpleaños de las arañas, y los amigos ima