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Miembros del Coro Guillermo Sarabia y del Taller de Perfeccionamiento  Operístico del Instituto de Cultura, los jóvenes valores de la ópera sinaloense, alumnos del maestro Enrique Patrón de Rueda,  deleitaron a la audiencia con ópera, zarzuela, boleros e incluso música mexicana, acompañados primero por el maestro Pablo López, al piano; y en la sección de música nacional por el Mariachi Juvenil Mazatlán.“Quandomenvo” de “La boheme” de Giacomo Puccini fue entonada por Karla Centeno con vasta elegancia y carisma, sellos que supo conservar a lo largo de la noche. Por su parte en  “Questa o quella” de “Rigoletto” de Giuseppe Verdi, Jorge Echeagaray demostró la potencia, nitidez y elocuencia de su entrenada voz. Athenea Reyes mostró el gran rigor de su entrenamiento vocal en “Moncoeursouvre a tavoix” de “Samson et Dalila” de Camille Sant-Saëns.
En la sección de zarzuela, con picardía, pasión y sobre todo, con una gran conexión con el público, Echeagaray volvió a brillar en “Bella enamorada” y de nueva cuenta, el tenor unió su voz a la de Athenea Reyes en “En mi tierra extremeña” en donde el drama dio pie a una interpretación escénica más rica por parte de los cantantes.
En los boleros, la delicada voz de Centeno tejió de encanto y emoción los temas “Te quiero, dijiste” y “No niegues que me quisiste”; Athenea Reyes interpretó en solitario “Bésame mucho” y después, junto a Jorge Echeagaray “Dime que sí”.
La sección final del espectáculo permitió a los artistas fusionar sus coloridas y entrenadas voces con algunas joyas del repertorio clásico de la música mexicana: primero, el Mariachi Juvenil Mazatlán ejecutó en solitario “El Son de la negra”; Athenea Reyes cantó con aplomo y pasión “La diferencia”, “Amor eterno” y “Paloma negra”; a Karla Centeno correspondieron temas como “Cielo rojo” y “Si nos dejan”, a Jorge Echeagaray, con sombrero de charro, le toco entonar los temas de mayor bravura, “Ella”, “Acá entre nos” y “El Rey”, y para rematar la velada los tres dieron vida al himno no oficial de Sinaloa, “El sinaloense”, con lo que el público terminó de vaciar el entusiasmo y alegría que a lo largo de la noche  derrocharon junto a estos auténticos valores mazatlecos del arte.
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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