Volver arriba

En una charla informal, abundante y profunda que tuvo lugar en Casa Haas, los maestros Claudia Lavista y Víctor Manuel Ruiz, fundadores y directores de la EPDM y Delfos Danza Contemporánea, compartieron a detalle el extenso derrotero creativo, intelectual, social, emocional y espiritual de un proyecto que encontró en Mazatlán un sitio privilegiado gracias al apoyo del Instituto de Cultura de Mazatlán y del Ayuntamiento de Mazatlán.Los responsables de poder ahondar y conducir este conversatorio fueron los maestros Rosario Manzanos (periodista, crítica de danza, gestora cultural) y Cuauhtémoc Nájera (ex-bailarín, docente y funcionario cultural) dos auténticas autoridades de la danza en México que conocen, han acompañado y seguido el Proyecto de la EPDM desde antes de su fundación.
Con cada pregunta, los maestros Ruiz y Lavista desgranaron los fundamentos filosóficos, estético, técnicos y sociales de la EPDM: un proyecto educativo dedicado a formar individuos auténticos por medio de la danza; un espacio para la experimentación y la libertad creativa; una institución en donde los programas de trabajo cambian con las necesidades de cada generación y, sobre todo, un proyecto cultural que tiene la necesidad de formar individuos libres, responsables y dispuesto siempre a nutrir a su entorno a través del arte.
El conversatorio tuvo momentos llenos de emoción: el recuerdo de cómo los artistas dejaron sus vidas en la Ciudad de México y llegaron a Mazatlán a fundar, desde cero, una institución dancísticas que ha influenciado a todo el país; los nombres de las personas que han ido y venido; los nacimientos y muertes que se han experimentado en 20 años; los triunfos que ven reflejados en cada alumno que termina convirtiéndose en un colega y los fracasos que han llegado como algo que viene con la toma de decisiones.
El público, conformado por maestros y exalumnos de la EPDM, escuchó atento y orgulloso cómo su alma mater ha sido un organismo vivo que ha sabido adaptarse a los cambios y aprovechar de la energía de cada uno de ellos: jóvenes que han llegado de México y el mundo para nutrir las filas del que quizá sea el proyecto cultural más importante que ha dado Mazatlán.
El cierre de la charla estuvo marcado por los cometarios y reflexiones de la audiencia, una forma de reafirmar el círculo virtuoso que ha mantenido a la EPDM en 20 años; la fórmula necesaria para asegurarle sus próximos 20 años de vida.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

Lo destacado