El dramaturgo, guionista, actor y director de teatro sonorense, radicado en Tijuana desde 1995, sitúa a sus personajes en un encierro espacial y mental, seres que anhelan llegar a una ciudad que no está a su alcance y van creando su mundo a través de espejismos.París detrás de la puerta es parte de la trilogía Ciudades imposibles, complementada con las obras “Roma al final de la vía” y “Berlín en el desierto”.
En Mazatlán el montaje corrió a cargo de la Compañía Oficial del Instituto de Cultura de Mazatlán: Iguana Roja. La dirección fue de Ramón Gómez Polo y contó con las actuaciones de Silvia Flores como Elisa y Alfredo Vergara como Diego.
Esta obra es la historia de Diego, un joven quien gana una beca para estudiar en la Sorbona de París, y planea irse con su mujer, Elisa. Ambos tienen ese gran sueño, que es destrozado cuando la beca se cancela y para evitar la vergüenza, se encierran en su departamento y esperan que el resto crea que viajaron. Ese sentimiento les carcome, deben fingir sólo porque ya lo platicaron y se despidieron.
Iguana Roja logró un montaje con calidad con la atinada dirección de Gómez Polo. Alfredo Vergara y Silvia Flores representan correctamente la lucha de poder que sus personajes sufren: Elisa es un personaje que quiere salir del encierro, de su París, pero es dominada por Diego, que transforma constantemente su hogar en la ciudad de las luces.
Todo apoyado en un magistral diseño de iluminación de Antonio Serratos, que con una sobria paleta de colores logra dar vida propia a los reflectores para crear otro personaje que bañaba una escenografía llena de cajas, como símbolo del viaje nunca hecho, toda en colores ocres, que sugiere introspección, encierro. A esta puesta en escena se suma un funcional vestuario de Elisa Espinosa.
En este montaje Diego y Elisa, deciden soportar el encierro, creer que están en París, que las sillas de su departamento son el avión, que no contestar el teléfono los alejará de su tierra y de su gente. Ellos se piensan en Francia, rodeados de casas color pastel, con Gérard Depardieu, en Cannes, que realmente solo existen en su propio encierro en Tijuana.
Un día no lo soportan más y deciden emprender su viaje eterno a Europa, pues no pueden soportar la vergüenza del fracaso, que la comida se ha terminado y que la locura ha llegado a ellos.
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