El actor Juan Carlos Núñez tuvo la difícil labor de interpretar cinco personajes en esta obra de Victoria Tatto y Veckio Mendoza que bajo la dirección de Marcela Beltrán, presentó cómo sería un mundo sin libros ni literatura.El niño “Sebastián” debe enfrentarse al “Doctor Cabeza de Ciruela Pasa” y su ayudante “Sabandija” quienes a través de una máquina que atrofia los cerebros buscan construir un mundo sin la riqueza imaginativa e intelectual de los libros al deshacerse de estos, y también, al secuestrar a los escritores, entre quienes se encuentran los padres de “Sebastián” y “Lucecita” la amiga y poeta del héroe de esta historia.
En esta lucha, la principal herramienta de batalla para el niño será “El último libro”, un volumen que “El abuelo” le entrega antes de partir, compuesto por algunas de las historias más importantes que la humanidad ha conocido.
De esta forma el humor de “La peor señora del mundo” de Francisco Hinojosa; la fantasía de “Hansel y Gretel” de Hans Christian Andersen, las aventuras “20 mil leguas de viaje submarino” de Julio Verne; la enseñanza moral de “Pinocho”, de Carlo Collodi y el espíritu indomable de “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes se convierten en un bálsamo que poco a poco hará que “Sebastián” triunfe.
En la escena final, el temible “Doctor” termina reconociendo que en él siempre existió una fascinación por la lectura y se convierte en una especie de “Quijote” y todos los personajes acabarán por ser pilares en el mundo de la literatura como escritores, promotores de lectura o actores.
Con esta historia “El último libro” terminó de dar un mensaje: que el libro es una herramienta necesaria para el conocimiento, la diversión y la autonomía de los lectores, y, de paso, creó una divertida atmósfera en la que los niños rieron, gritaron de gusto y se involucraron con la camaleónica actuación de Juan Carlos Núñez en esta obra que por primera vez se presentó en un teatro y lo hizo en el máximo escenario del arte en Mazatlán.