Aunque Litoralia: la piel del mar será del 27 de febrero al 4 de marzo, la proximidad de la máxima fiesta no le quita el sueño, pues confía en su capacidad, está acostumbrada a trabajar bajo presión y espera que a la gente le guste la frescura de su alegoría escultórica. Su día comienza temprano en los talleres de la calle Constitución. Ana está rodeada de dos soldadores y cortadores de metal que siguen al pie de la letra sus instrucciones. Junto a ella, una mujer de baja estatura, seca con soplete los trozos de papel pegados con engrudo sobre la pieza de alambrón forrada con “malla de gallinero”.
En esta labor a Ana le ha pasado de todo; empezó a forrar las figuras con pliegos tan delgados que originalmente el trabajo se convirtió en una labor complicada e inacabable, quizá por eso su tío, tan colaborador como su mamá, acabó recorriendo la ciudad para sacar quien sabe de dónde, grandes lienzos de mayor grosor que facilitaron el proceso creativo.
Superada la prueba del arranque, Ana Becerra continúa la construcción del carro alegórico inspirado en elementos característicos del Carnaval de Nueva Orleans, fiesta ante la que se siente naturalmente atraída, pues en un repaso mental, las imágenes de unión familiar y alegría en las calles norteamericanas durante el Mardi Gras, las asocia con la esencia del Carnaval de Mazatlán.
El carnaval se lleva en la sangre y en la costa la gente lleva la música por dentro. Bajo este precepto innegable para quienes como ella aman la gran fiesta, Ana Becerra se animó a pedir la oportunidad al Instituto de Cultura de Mazatlán para construir por primera vez un carro alegórico, tan alegre y lleno de color que pueda reflejar la intensidad de la gran fiesta.
Y es que este año, el Carnaval de Mazatlán organizado por el Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte, rendirá homenaje a los grandes carnavales del mundo, entre ellos el de Nueva Orleans, Brasil, Venecia y Cuba.
Ana Becerra Mérida dedica su obra al Carnaval de Nueva Orleans, la idea surgió a partir de la música de jazz tan popular en esa región. Su propuesta artística es una combinación entre el Carnaval que es muy alegre y el jazz, y el concepto es que el ser humano lleva la música dentro.
“Será un carro escultórico, no tanto arquitectónico y las piezas son cinco instrumentos musicales de los cuales salen las partes del cuerpo de un arlequín. En la plataforma van dos congas, el clarinete, un saxofón y una guitarra y de cada pieza sale una parte del cuerpo”.