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A través de las lecturas de 10 libros la muchacha va expulsando los recuerdos dolorosos que consumen su vida desde los 14 a los 54 años.   Refugio  para el inagotable deseo de librarse del dolor emocional que la ha perseguido desde niña, en los libros encontró una respuesta a las complejidades que marcaron cada etapa de su vida. 
Desde el papel de la heroína en la novela clásica, el tratado sobre la vida en los cuarteles,   usos y costumbres en la mesa del Manual de Carreño, los problemas de género y equidad,  y el testimonio de una mujer en un hospital para enfermos terminales, entre otros,  sirven a la protagonista para  expulsar todo aquello que la agobia en un intento por reinventarse.
 
La obra logra atrapar al espectador por el fuerte contenido dramático que va del  desahogo a la reflexión.   Dirigida por Jorge Gorostiza,  Anaid Padilla, interpreta a la muchacha que de niña sufre en carne propia los problemas de una familia disfuncional y  debe lidiar con la personalidad de una madre desquiciada, que como ella se ve opacada por la autoridad del esposo y  padre abusivo y maltratador.
 
Con esta obra de Arístides Vargas, considerado uno de los mejores dramaturgos de Latinoamérica, los actores se graduaron de la III generación del Taller de Teatro impartido por el Instituto de Cultura de Mazatlán.
 
Paredes tapizadas con hojas de periódicos y libros,  una mesa,  cuatro sillas,  algunos bancos, lienzos blancos y la tenue iluminación ambiental sirven de elementos escenográficos para narrar una historia construida a partir de muchas realidades  complejas y crueles que transitan entre las vivencias de la muchacha en un hogar regido por un hombre dominante y manipulador,  un matrimonio donde ella es objeto de compra venta, su fallida relación con un militar que la degrada y la rechaza todo el tiempo y que no le permite  hablar,  ni opinar hasta el suicidio como una válvula de escape ante tanto sufrimiento.
 
Con presencia y seguridad escénica los  actores sacan la casta al interpretar a varios personajes a la vez.  Alan Guerrero Bernal interpreta a una madre pulverizada por el marido y  al  Coronel Urtecho;  Eduardo Tapia, personifica al gerente de la tienda, al cantinero, al  coronel Fajardo y a una enfermera represora y dominante.   Emanuel Fregoso  es vendedor, tío de la muchacha, pareja del cantinero, soldado y enfermo terminal; Humberto Arce Domínguez es el padre de la muchacha, soldado y esposa de Fajardo y Manuel Estolano encarna al hombre del bar, soldado y cliente de la tienda.
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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