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El recinto cultural del Instituto de Cultura de Mazatlán ofreció un ambiente íntimo para dar la bienvenida a los  talentosos músicos oriundos de Culiacán. 
Decenas de personas llenaron la sala durante el concierto iniciado a las ocho de la noche.
 
El primero en salir al escenario fue Javier Ibarra.  Aunque es la primera vez que participa en el Festival de Guitarra,  el  músico mostró dominio de la guitarra y gran seguridad frente al público.
 
Con cambios en el programa, interpretó sin problemas “Un día de noviembre” compuesta por Leo Brouwer; la pieza está inspirada en qué pasaría si alguien muriera al día siguiente.
 
El músico decidió abrir su actuación con esta obra porque genera un ambiente de relajamiento y por considerar que le permite acomodarse con el público.
 
“Aires de son” de Gerardo Tamez,  fue la segunda obra interpretada.   La pieza  lleva tres movimientos inspirados en la música mexicana, tiene una parte expresiva y  otras partes están salpicadas de  movimientos técnicos, casi bailables.
 
“La Catedral” de Agustín Barrios dio continuidad al programa.  La  obra consta de tres movimientos y  la segunda parte ofrece sonidos semejantes a los de una campana.
 
Al despedirse del público Javier Ibarra interpretó  “Padre e hijos”  una  canción popular del pueblo Vasco  que fue adaptada para interpretarla con guitarra.
 
Este joven músico instrumentista tiene 19 años y  estudia en la Escuela Superior de Música de Culiacán;  comenzó a tocar guitarra popular a los 10  años y dos años después se adentró en el estudio de la guitarra clásica.
 
Actualmente está concentrado en su concierto de titulación y entre sus metas desea mejorar como guitarrista clásico y como persona.
 
El segundo artis

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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