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La puesta en escena empezó en penumbra y con La vida en rosa, de Edith Piaft. La historia narra la vida de Diego y Elisa, una pareja mexicana que comparte el sueño estudiar en La Sorbona, una prestigiosa universidad en la capital francesa. 
Elisa se imagina un París repleto de bellas e iluminadas calles color pastel plagadas de moda. Diego desea encontrar el arte, los vinos finos, los grandes jardines y sobre todo una tienda de animales exóticos donde comprar su más grande deseo de la infancia, un ornitorrinco.
 
La escenografía recreó un pequeño apartamento de Tijuana, y es ahí donde la pareja recibe la noticia que su sueño de viajar a París quedará truncado por la falta de un requisito en la solicitud de beca para la universidad.
 
Ambos reciben un shock emocional que los deja en estado de negación, entonces, Diego convence a Elisa de hacer pasar su departamento como la capital francesa, y los personajes van cayendo en un estado de desahucio que paulatinamente los deja cada vez más cerca de la locura.
 
La psicosis los domina. Idealizan situaciones cotidianas en la Ciudad Luz, sin siquiera salir del apartamento. Diego le inventa una infidelidad a Elisa, pelean por la falta de cigarrillos. No responden el teléfono. Se les acaba el internet, la luz, la comida y por último, la vida.
 
Al término de la obra, el público soltó una fuerte oleada de aplausos para agradecer la entrega y pasión de los actores, y estos correspondieron con una ovación y dieron por finalizada la velada.
 
 
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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