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Montada  en un espacio íntimo, rodeada de gradas al centro del escenario la puesta en escena reflejó las inquietudes, sueños, dudas, miedos y el carácter de cinco jóvenes porteños que, preparándose para la graduación de “Diana” (Anaid Díaz), emprenden un viaje impulsados por su nuevo maestro, “Juan de Dios” quien siempre quiso escribir una obra que hablara del mar de Mazatlán.Así, la superficial “Lola” (Silvia Flores); “La nena” (Karen Douglas), espontánea y soñadora; la introvertida y retraída “Ale” (Gina Ovalle) y el tierno y arrebatado “Lupe” (Giovanny Armenta) van descubriéndose entre un caleidoscopio de diálogos fragmentados y una iluminación discreta que diseñaron un espacio seguro para cada personaje.
Sin duda el aspecto más llamativo de “Cenizas” fue el humor, porque alejándose del drama y el tremendismo que abunda en el arte contemporáneo, la obra se desenvolvió con naturalidad y fuerza al expresar ideas, emociones, gestos y un lenguaje fiel a los personajes, que a su vez, fueron diseñados a partir de ciertos rasgos y experiencias de los intérpretes.
Además la recreación física que los personajes realizaron de sillas, olas, una panga, rocas, animales y demás dio a la obra un dinamismo que enganchó al público de principio a fin para entender que en “Cenizas”,  el mar era objeto de los misterios de la vida y la muerte en el que cada personaje, incluyendo a “El Panguero” (Gaspar Velarde), dio sus impresiones sobre el último viaje de esta peculiar tripulación: el esparcir las cenizas de “El Moncho”, la pareja de “Juan de Dios” en el amarillo amargo mar de Mazatlán,  en un momento  conmovedor y poético.
Después de la representación, Anaid Díaz Baldenegro pasó al centro del escenario para recibir los aplausos del público y el reconocimiento oficial de sus estudios como egresada de la Carrera Técnica en Arte Teatral acompañada por su padrino de Generación, el maestro Ricardo Ramírez Carnero.
Después, el Licenciado Raúl Rico, Director General del Instituto de Cultura de Mazatlán le ofreció un mensaje de felicitación y una invitación a hacer que  a través de su carrera logre abrir canales para el diálogo y el desarrollo social. Y, por último, el maestro Ramón Gómez Polo, Director de la Escuela de Teatro del Instituto de Cultura de Mazatlán, recordó al artífice de este proyecto, Jorge Gorostiza, quien en vida fue el impulsor de esta carrera y pilar fundamental para que  Anaid pudiera cumplir con sueño.
 
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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