La aspirante a la corona comparte sus estudios con la locución en una radio local y aprovecha sus ratos libres para desarrollar una intensa campaña impulsada por el apoyo de sus compañeros de trabajo y amigos pues no tiene familia en Mazatlán. Sus padres viven en la Ciudad de México, pero sus tías Celia Ibarra y Celia Jáuregui Ibarra, Reina de los Juegos Florales en 1993, la asesoran.
“Cuando salieron las convocatorias lo dijimos en el programa y fuera del aire yo comenté que me quería lanzar de candidata, mis compañeros me dijeron sí, lánzate, nosotros te apoyamos”.
Participar en el certamen para elegir a la próxima reina del Carnaval ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida, comenta Rocío.
“He aprendido muchísimo, hay cambios positivos en mi persona, no me gustaba arreglarme tanto, no me sabía maquillar, ni peinar, todo el tiempo me la pasaba en tenis, en zapatitos, en short, en lo personal he aprendido a maquillarme, a pegarme las pestañas, hacerme los risados con la plancha, estoy muy contenta y es algo que he valorado mucho porque estoy creciendo como mujer, como persona , estoy aprendiendo a expresar más mis ideas, mis sentimientos, me han dado muchos consejos, mis compañeros de la radio, me están enseñando a utilizar mejor mi voz”.
En la pasarela la candidata recibe asesoría de Lucía Aikens y esto la traquiliza porque caminar con tacones era lo que más le preocupaba, porque antes del concurso nunca andaba en tacones.
“Andaba sin zapatos porque me la llevaba con la tabla de surf para todos lados, entonces es algo muy padre y me siento plena con todo lo que estoy aprendiendo a vivir”.
La aspirante al reinado vive en Mazatlán encantada de la vida, pues a diferencia de la Ciudad de México aquí se pueden hacer muchas cosas a la vez.
“Me encanta el mar, todo lo que tiene que ver con la playa, el sol, me gusta broncearme, cuando llegué a Mazatlán me la pasaba en la playa hasta que terminaba como camarón. Yo encantada de la vida, siempre me ha gustado el surf, busqué amigos que me enseñaran y aprendí a surfear”.