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Desde el norte hasta el sur, pasando por el centro de la República Mexicana, el programa Jirones de México fue una exquisita selección de alegres  canciones y rítmica música acompañada por la intensidad de los bailes folklóricos montados por el  maestro Juan Francisco Navarro Briones, responsable de la formación artística de estos bailarines en ciernes.La Plazuela Machado fue el marco que arropó la energía, la entrega y pasión de los bailarines, desde los más pequeños hasta los jóvenes  orgullosos portadores de diversos trajes típicos que cambiaron cuantas veces fue necesario para recrear el folklor de algunas comunidades de México.
Con el sudor que corría por su cuerpo bailaron sin parar diversos cuadros de Chiapas,  Veracruz, Oaxaca, Yucatán y Sinaloa, entre otras entidades.
¡Échale, no te me rajes!, y ¡Así se baila Yucatán!, gritaban  los niños y jóvenes desde abajo del escenario montado provisionalmente sobre la calle Heriberto Frías, mientras el público disfrutaba y aplaudía cada una de las interpretaciones desde la Plazuela Machado.
Por su disposición para dar lo mejor de sí sobre el tablado fue notable el desempeño escénico de los niños cuya edad promedio fluctúa entre los ocho y once años, sobre todo cuando con el cuello erguido y mirando lejos se movían de un lado a otro con los brazos alzados al cielo sin perder el equilibrio para evitar que cayeran al suelo las botellas que sostenían en su cabeza.
Piezas conocidas como la Bamba y otras  de gran ritmo y sonoridad como Santa Rita, Dulce sombra, el Bolonchón, La Tonalteca, Flor de piña, y Jarabe mixteco, conformaron un colorido y alegre programa altamente disfrutable para el público que no dejó de aplaudir al esmerado elenco.
El programa culminó con el toque festivo de los alegres sones sinaloenses  con temas de Sinaloa-Costa como de Mazatlán a Acaponeta, El toro mambo y El Quelite, bailados con donaire por el Ballet Juvenil, vaporosos vestidos, faldas de amplio vuelo, blusas con escarolas, trajes de rumberas y tocados de grandes y multicolores flores en la cabeza.
En la parte final, veinte bailarines del Ballet Folklórico Infantil y Juvenil de Cultura recibieron sus diplomas de fin de cursos y un abrazo de su maestro Francisco Navarro, quien lo invitó a inscribirse en el próximo ciclo escolar para continuar su formación artística.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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