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Ambos unieron su talento y virtuosismo en esta presentación ambientada con un sencillo fondo blanco e iluminación frontal de color natural, detalle que hizo que el público se enfocara totalmente en los músicos y sus ejecuciones.El concierto inició con una carga emocional muy fuerte, a través de las melancólicas notas de la pieza Elegia, Op. 24 del compositor y pianista francés Gabriel Urbain Fauré, que despertó recuerdos y  momentos tristes entre el público.
Los músicos dieron  un cambio drástico al programa a través de los alegres movimientos I. Alegro non troppo, II. Allegretto quasi Menuetto y III. Allegro de la Cello Sonata No. 1, Op. 38 del compositor alemán de la época del romanticismo Johhanes Brahms.
Al término, José Miguel Rivera abandonó el escenario y  Elizabeth López  lució sus habilidades en la Suite no. 1, del compositor alemán, Johan Sebastian Bach.
Con una sonrisa en el rostro, la virtuosa del violonchelo correspondió el gesto del pianista y cedió el escenario al maestro Rivera quien interpretó  Berceuse, Op. 57 del compositor y virtuoso del piano del siglo 19, Frédéric Chopin.
Ambos artistas se reencontraron en el escenario en la interpretación de Airoso (from Cantata BWV156) de  Bach para despedir, entre el calor de los aplausos, este emotivo concierto.
 
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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