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A los pies del Palacio Municipal, la antigua plaza se atestó con la presencia de cientos de familias  atraídas por la invitación del Ayuntamiento de Mazatlán que preside el Alcalde Fernando Pucheta Sánchez y el Instituto de Cultura de Mazatlán, bajo la dirección general de Raúl Rico González. Con ganas de pasar momentos de sano esparcimiento, los espectadores se reunieron en este sitio público para disfrutar el extravagante cartel musical, como lo anunció  Raúl Rico, productor del espectáculo.
Frente al escenario de grandes dimensiones que atravesó todo lo ancho de la calle Ángel Flores, funcionarios encabezadas por el Presidente Municipal Fernando Pucheta y los mazatlecos en calidad de invitados especiales, disfrutaron la memorable velada musical con la intervención del Coro Guillermo Sarabia, el Coro Infantil y la Camerata Mazatlán, elenco de primer nivel que ha surgido de las aulas  de la Escuela de Artes de Cultura o imparte clases en esta prestigiada institución artística.
Al frente del concierto el maestro Enrique Patrón De Rueda dirigió a la orquesta reforzada con músicos invitados, a los coros y a los solistas invitados Jéssika Arévalo, Andrés Carrillo y  Sarah Holcombe. 
Feliz, el incansable promotor de la ópera en México, supo guiar al elenco e interactuar con los espectadores a quienes logró contagiar su pasión por la música, al tiempo que desde el confort de sus sillas, se engolosinaban con la música, la iluminación y los videos con imágenes de personajes navideños, desde Santoclós, hasta los renos, las luces navideñas y personajes icónicos de algunas épocas musicales.
Hace pocas semanas “Carmen” cimbró al Teatro Ángela Peralta en la celebración de sus 25 años, esta noche la Camerata Mazatlán, dirigida por Enrique Patrón de Rueda regresó con la sensualidad de esta ópera de Georges Bizet. La Obertura tocó las fibras más sensibles del público para continuar con la sensualidad y la fuerza de La Habanera y Toreador en las voces de Sarah Holcombe y José Lorca.
Andrés Carrillo y Mariana Sofía García evocaron el dolor, la alegría y el romanticismo de las zarzuelas: la “Tabernera del puerto” y “Las hijas del Zebedeo” a través de sus arias No puede ser y Carceleras.
El Can Can de Jacques Offenbach, motivó a los asistentes a dejar su estado de confort y acompañar con sus palmas aquellos ritmos que guiaban los splits y piruetas de los bailes de la sociedad parisina de la d&eac

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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