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El ballet “El Cascanueces” es una de las historias del siglo XVIII cuya magia  cobra vida en esta temporada navideña con esta espléndida producción llevada a escena por el Instituto de Cultura de Mazatlán.  Los factores que influyeron para vivir esta fantástica velada fueron la dirección de la maestra Zoila Fernández y Guillermo Carrillo, los 112 alumnos de la Escuela Municipal de Ballet Clásico, la música de la talentosa Camerata Mazatlán bajo la batuta del maestro Percival Álvarez y las adorables voces del Coro Infantil de la Escuela de Música de la directora Mariela Angulo.
Este año se decidió renovar la espectacular escenografía creada por Victor M. Carrizalez;  y el llamativo vestuario  fue confeccionado en el Taller del Instituto de Cultura;  y Ángel Moreno y Héctor Zambrano, crearon  la utilería estrenada esta noche.
Se unió al elenco la Compañía de Danza de Mazatlán, entre cuyos integrantes destacan artistas graduados de las más importantes escuelas de ballet de México y Cuba y bailarinas egresadas del nivel técnico medio de la Escuela Municipal de Ballet de Mazatlán.
La producción original de dos actos se remonta a San Petersburgo en 1892, surgió a partir de la idea de Ivan Vzevolozhsky, director del Teatro Mariinsky; los coreógrafos Marius Petipa y Lev Ivanov; y el compositor Pyotr Ilyich Tchaikovsky,  quienes  adaptaron la historia de E.T.A Hoffman para transformarlo en un ballet que se ha vuelto una tradición decembrina en los grandes teatros del mundo.  
La emblemática composición que durante cien años ha sido ejecutada, Op. 71: Miniature Overture, marcó el inicio del espectáculo para dar paso a la apertura del telón.
En el primer acto, la historia se desarrolla en la fiesta de las vísperas navideñas de la familia Stahlbaum, mientras los niños juegan y los adultos socializan en el salón, el misterioso Mago Drosselmeyer (Alejandro Izquierdo) llega para entregar regalos a sus ahijados Clarita (Sandra Fernández) y Fritz; Clarita queda encantada con su nuevo cascanueces de madera, pero esa felicidad dura poco cuando las niñas invitadas lo rompen. Con sus poderes el mago logra repararlo y la alegría de la pequeña regresa, los invitados se retiran y los niños van a la cama.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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