Un triciclo fungió como guiño al concepto de la infancia, haciendo que los bailarines en escena, Sendic Vázquez y Shanti Vera, crearan al principio de El cuerpo vacío una metáfora sobre la premisa psicológica “Infancia es destino”. A partir de allí, se creó una atmósfera que hacía referencia a cómo las experiencias en esta etapa pueden moldear una madurez frustrada y, por otro lado, la visión de un adulto atormentado a través de constantes regresiones a sus traumas de la infancia.
La pieza transformó lo perturbador/siniestro de su discurso en movimientos y sonidos de tipo visceral que llevaron a que los personajes entablaran un diálogo interno que desembocó en su propia locura.
La escena fue como un vendaval en las respuestas del público: algunos reflejaban asombro o inquietud en sus expresiones faciales, mientras que otros dejaron que sus risas nerviosas hablaran por si solas.
El triciclo inicial fue cambiado por un bote de pintura que transportó al presente del personaje, y sonó una voz en off reclamando algunas de las injusticias y reprimendas que han trastocado históricamente al país, siendo esta una referencia más al concepto de la infancia como destino.
A casi una hora de transitar entre la frontera de lo ridículo, lo conmovedor, lo patético y lo siniestro, El cuerpo vacío llegó a su fin con los jóvenes luciendo su técnica dancística mientras se desvanecían lentamente en la oscuridad. El sonido de los primeros aplausos hizo catarsis en la gente que, a través de una ola de aplausos, chiflidos y gritos, reconoció la complejidad de la obra y felicitó a los artistas.
El cuerpo vacío se llevó a cabo en el marco de la 32 edición del Festival Internacional de Danza José Limón que organiza el Instituto Sinaloense de Cultura con apoyo del Instituto de Cultura de Mazatlán. Las actividades del festival continúan este jueves a las 20:00 horas en Casa Haas con la obra “En tercera persona”, del grupo Physical Momentum Project.