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Situado frente a un piano que iluminado por dos luces verticales desplegaba dos alas de luz sobre el telón, Gamboa dio la bienvenida al público porteño con una de las más románticas composiciones de Johannes Brahms titulada Ballade, Op. 10 No. 4 en Sí Menor.Con atrevido y elegante porte, el yucateco radicado en Estados Unidos encantó a los asistentes en la primera parte del espectáculo con un complejo y bello  repertorio de los maestros alemanes Johan Sebastian Bach y Ludwig Van Beethoven, ganándose los aplausos de la audiencia al fin de cada pieza.
Con imponente presencia, el maestro Gamboa regresó al escenario después de un intermedio de quince minutos y ejecutó una breve e hipnótica sonatina del compositor, director de orquesta y maestro Carlos Chávez.
El lenguaje corporal de Gavin Gamboa resultó un espectáculo por si sólo: el movimiento de sus pies y los sutiles cabeceos ante los ritmos que interpretaba, entre  otros detalles,  proyectaron su frescura y pasión por la música.
Posteriormente, las piezas del húngaro György Ligeti transportaron a los presentes a los antiguos festines donde caballeros y bellas damiselas danzaban.  El momento cumbre de la velada llegó con la magistral ejecución del Claro de Luna de Beethoven, un éxtasis musical de profunda melancolía que dejó en trance al Teatro Ángela Peralta.
Al final, el maestro Gavin Gamboa se levantó de su piano para recibir una ovación del público, y luego salió del escenario dejando atrás su instrumento y el eco de los aplausos que aún resonaban en las paredes del teatro.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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