Despierta tus Sentidos estuvo a cargo de los co-directores de la EPDM Claudia Lavista y Victor Ruiz, y mostró el trabajo de meses de arduos entrenamientos con un rico caleidoscopio de propuestas frescas y audaces.En la primera propuesta de la noche, los co-creadores Luis Oviedo y Yesid Castellanos entraron en medio de una neblina iluminada y dieron vida a Paseo Nocturno, una intrigante coreografía que ahonda en la densidad del pensamiento y la crueldad que refleja la nota roja.
Jundo fue una coreografía de Renato González Gutiérrez en la que siete jóvenes unieron sus cuerpos con un ritmo musical intenso y a momentos pausado que fue muy aplaudida y altamente vistosa por el acompañamiento de una escenografía en 3D lograda a través de hologramas multimedia plasmados en un manto negro.
Katie García y Sofía Ramírez entraron en escena junto al cellista Luis Corrales y escenificaron con destacada técnica y belleza estética Raíces, una interesante alegoría dancística referente a la madre tierra, el campo y la noche.
Manómetro finalizó la primera parte de la presentación: cinco estudiantes hicieron una crítica social a la enajenación laboral haciendo referencia a la delgada línea que hay entre hombres y máquinas arrancándole al público muchos aplausos.
Después de un intermedio de quince minutos, Jorge Rebolledo, Andrés Bernal, Melissa Padilla y Citlallic Ávila presentaron Para Calmar la Sed, una lúdica sátira sobre los estragos del alcohol en las reuniones sociales.
Por su parte, REM de Aranza Flores, Gustavo Mandujano y Alex Hensa, llevaron al público a parajes surreales que sólo la imaginación, los sentidos y los sueños son capaces de transportar.
Punto Dolor, de Víctor Ruiz, interpretada por 16 de sus alumnos, retrató la crudeza del sufrimiento colectivo, la indiferencia y el sadismo al que está constantemente expuesto el ser humano y que tristemente termina en el desencuentro físico y emocional entre dos personas.
Y para contrarrestar el denso ambiente de la última interpretación, Pássaro, de Alex Hensa y Gustavo Mandujano impregnó al público con la alegría y la nobleza de la música y la danza a través de una serie de vivos movimientos que representaban el vuelo como alegoría de la libertad y la belleza.
Después