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Hace siete años, Graciano apoyaba al legendario Rigoberto “Rigo” Lewis en la creación de sus emblemáticas carrozas. Durante dos meses aprendió técnicas básicas para crear sus propias esculturas, y tres años después, el Licenciado Raúl Rico, Director del Instituto de Cultura de Mazatlán, le dio la oportunidad de participar en el evento más grande del Carnaval bajo sus propias ideas.Desde hace cinco años, Graciano Grande se ha mantenido vigente en el desfile del Carnaval, y también en la creación del monigote de la “Quema del mal humor”. Y este trayecto le ha brindado dos grandes exigencias: mantenerse abierto a nuevas técnicas, e implementar un método de trabajo.
“Normalmente todos trabajamos con papel maché, hacemos una escultura de madera, de fierro, papel, cartón, corcho y de ahí parte uno para continuar realizando otras cosas. El año pasado yo pude adecuar lo que es la herrería. Yo no la utilizaba, mi base es la madera, pero no te da volumen ni altura. Con herrería se ven mejor y más vistosas las figuras. El año antepasado nuestro trabajo lo realizamos con telas, utilizamos telas de estampado de animales para forrar las piezas que nos tocaban, y hoy trabajamos un poquito con el papel maché y vamos a tratar lo que es el juego de luces por dentro de las piezas como lámpara, como reflejo”.
En esta labor, Graciano no cuenta con un equipo amplio, ni especializado. Familiares y amigos son los encargados de pegar la carne de cartón y de moldear las figuras de corcho y herrería.
“Ahorita mi equipo, el que me ha echado la mano para hacerlo, es una chava que se llama Paulina, una tía que se nos coló a pegar papel y ahí la tenemos trabajando, dice para “desaburrirse”, para tener algunas cosas que hacer; y una señora, Paola, que también nos está ayudando. Estoy trabajando con mis sobrinos, también me ayudan con la herrería, y a cortar papel y ahorita vamos a darle las decoraciones y las pinturas”.
Pero sin duda, lo que convierte al trabajo de Graciano Grande en algo fuera de lo común es el apoyo de sus vecinos de la Colonia “Lico” Velarde, que pasan por la calle, ven un inmenso venado de corcho, curiosean y se dan la oportunidad de hacer la labor de “colaboradores”
“Primero te dicen ‘esto está muy largo, este está muy corto, esto está mal pegado’ todo lo normal, pero al final les encanta el trabajo y regresan, ellos sienten que están dentro del trabajo. Me ha tocado mucho con los vecinos que me dicen ‘¿Por qué no haces esto?’… ¡Muy buena idea!, entonces jalamos esa idea, la plasmamos y cuando regresan dicen ‘ira, me hiciste caso’. Yo puse un letrero que dice ‘Los mirones son de palo’ porque mucha

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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