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La cantata inició con el poderoso himno a la diosa Fortuna, de ritmo avasallante, frases cortas y rítmicas acompañadas con instrumentos de percusión como el gong, las campanas tubulares y el bombo,  y voces corales  que duplicaron su intensidad debido a la capacidad sonora producida por las altas cúpulas de la iglesia. 
El concierto fluyó bajo la dirección musical del maestro  Percival Álvarez  quien dirigió a un equipo de 120 músicos y cantantes con el infaltable apoyo del maestro Antonio González en la dirección coral.
 
Celebrado el pasado jueves, la noche tuvo momentos  memorables, una de ellos fue la interpretación de In Trutina, una invocación al ser amado.
 
 La soprano Ana Andrade atrapada en nostálgicas armonías compartió la belleza de su voz en esta canción que se decanta en finísimos agudos.  Fue una gran noche para una joven cantante,  que se abre camino en el difícil mundo del lirismo nacional.
 
Brilló con luz propia la soprano María Murillo, integrante del Coro Ángela Peralta  y asistente del maestro Antonio González en la administración de esta institución musical.    La intérprete deleitó con   Dulcissime,   una ardorosa invocación al amor,  un canto a la vida, un alarido de entrega al ser amado bordado con  agudos sorprendentes.
 
Los barítonos Noel Osuna, miembro del Coro y uno de los activos artísticos más sólidos formados bajo la tutela del maestro González; Manuel Bernal, alumno de la Licenciatura en Canto y José Bautista, que toca en un mariachi pero con un futuro promisorio, también tuvieron destacadas intervenciones.
 
Con el poderío musical de la Camerata y el caudal sonoro del  Coro Ángela Peralta, el concierto se convirtió en una experiencia memorable pero sobre todo gozosa a pesar de las altas temperaturas y la humedad.
 
En la parte final,  la orquesta, el coro y  solistas como parte de un todo grandilocuente, llevaron a los espectadores al clímax que remitió al origen del concierto, ¡Oh, Fortuna!, finalmente una vez más,  había girado la rueda de la suerte, la rueda del destino.
 
A beneficio. El concierto fue a beneficio del inicio del anteproyecto para la restauración y conservación del órgano tubular de la Catedral de la Inmaculada Concepción.  Un bien artístico de gran valor histórico  construido por Arístid

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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