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En el Escenario Machado, el grupo Hot Jazz 7, conformado por talentosos músicos de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes, entregaron una cálida oleada acústica con lo más penetrante del dixieland, el jazz en su estilo puro, que desde Nueva Orleans, Chicago y Alabama llegó al pacífico mexicano con temas como “Wolverine Blues”, “The Entertainer”, “Mame” y “After you´vegone”.Al mismo tiempo, la irrefrenable mezcla de sonidos del Escenario Fusión arrancó con Partial Theory, que al ritmo de jazz ofreció algunos temas de auténticos monstruos de este género como Horace Silver, Wayne Shorter y Chick Corea.
Posteriormente la Calle Niños Héroes se sacudió con el blues, rock y el swing que Fairly Honest Jon &The Truth aportaron para calentar el ambiente y  que el público estadounidense comenzara a llenar este espacio.
A pocos pasos de allí, sobre la Calle Constitución, los sonidos frescos y desenfadados del hip-hop eran escupidos desde la tornamesa del DJ Torsek (TDK) para ambientar el proceso creativo de un grupo de artistas plásticos que, liderados por Salomón Iracheta, daban color y vida al escenario “A la vuelta de la Esquina” con una muestra de arte urbano.
La tarde comenzaba a hacer que el cielo se vaciara en un mar de colores y con ellos llegaban los cambios en cada Escenario.
A las ocho de la noche, en la Plazuela Machado, el Coro Guillermo Sarabia, dirigido por los maestros Enrique Patrón de Rueda y Martha Félix, lució las joyas que con los años ha sabido pulir: solistas que lo mismo interpretaron arias de ópera, temperamentales zarzuelas y adaptaciones de música mexicana.
Una hora después, la “Camerata Rocks” un proyecto creado por el maestro Pércival Álvarez y el guitarrista Juan Manuel Miguez,  ofreció grandes himnos del rock con arreglos de música clásica como “Huracane” de Scorpions, “Eleanor Rigby” de The Beatles o “Bohemian Rapsody” de Queen.
Entre tanto el Escenario Fusion dejó que Double Trouble, liderado por la cantautora estadounidense Cheryl Gaudet cimbrara al público con rápidos blues que la audiencia, encendida por el calor y la cerveza, danzaba y celebraba emocionada.
Una hora después, el contraste generacional se vivió al máximo con Dacapo, banda integrada por estudiantes del Centro Municipal de Artes de Mazatlán que de la cumbia al reggae sacudieron los ánimos de un público conformado por jóvenes y adultos que, por igual, miraban có

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