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Alrededor del kiosco de la emblemática Plazuela, 13 jóvenes, hombres y mujeres, dieron vida a una serie de personajes que, de una u otra forma, fueron parte de la historia de Mazatlán.La persona que ayudó a  Abelardo Rodríguez a asesinar a su esposa; el hombre que colocó una bomba en el viejo aeropuerto de Mazatlán, la persona que trajo la peste bubónica al puerto; un marinero del pirata Morgan; Irineo Paz, Tina Modotti; un mazatleco que conoció a Agustina Ramírez; un náufrago que estuvo con Herman Melville; un músico de Enrique Mora Andrade; un guarura de “El Chapo Guzmán”; Walt Disney y un miembro de la compañía de Ángela Peralta.
Todos ellos contaron sus historias fantásticas, absurdas, conmovedoras, dolorosas o delirantes a quien quisiera tomar asiento y escuchar sus relatos por tres minutos, tiempo en el que el maestro Valadés tocaba una campana para indicar que era hora de cambiar de personaje.
Así transcurrió la mañana en la que el corazón del Centro Histórico de Mazatlán, con un mosaico de relatos literarios, vio pasar los años de su historia, sus secretos y sus glorias, narradas por un grupo de jóvenes.  
 

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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