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Vivamente emocionado, el maestro Quintanilla compartió que Mazatlán posee un valor sumamente especial en su vida. “El lugar en donde yo fabriqué y estructuré el gran porcentaje de elementos con los cuales yo consideré alguna vez que podía dedicarme al arte está en esta ciudad, a media cuadra de donde yo vivía. Creo que es obligación, de cualquier ser humano, regresar a los lugares en donde la vida te permitió convertirte en artista, algo que ocurre de manera totalmente inconsciente”.
Ante un gran grupo conformado por 36 personas, Raúl Quintanilla se dedicó a compartir cómo entender el arte a través de la ciencia y para esto ofreció anécdotas, historias y reflexiones sobre conceptos como las neuronas espejo, aquellos componentes del sistema nervioso que nos permiten conectar a nivel emocional con mucho de lo vemos a nuestro alrededor para luego reproducirlo.
Los asistentes participaron activamente en la sesión con aportaciones sobre el tema y con dudas específicas sobre el arte como forma de vida y profesión. Con paciencia y generosidad, el maestro habló sobre la necesidad que tienen todos los artistas de saber ganarse la vida, administrar su economía y llevar su arte de forma tal que éste no se convierta en una profesión precaria y dañina. 
El taller “Estructura y creatividad. Formas de creación” finaliza este viernes.

Éste artículo fue publicado en Prensa. .

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